Este libro, al igual que muchos platos de la cocina afroantillana, se ha cocido a fuego lento. Es el fruto de una investigación etnográfica de más de veinticinco años combinada con un trabajo en los archivos. Tiene el sabor peculiar de la historia destilada por los patrones migratorios, por la metáfora del crisol de las razas, tan recurrente al representar la mezcla racial y la integración en América Latina. Los ingredientes fundamentales son los relatos de la gente afroantillana.
Su autora atiza el debate sobre el Estado nación y la identidad nacional con una discusión novedosa: la de la etnicidad como mercancía dentro del régimen turístico globalizado. Con ello, motiva la reflexión sobre la paradoja que encierra el protagonismo de la población afroantillana, tanto en el sector turístico como en la retórica multiculturalista defendida por el Estado panameño, y las pocas mejoras tangibles en sus vidas cotidianas.
Es este un libro cálido, repleto de afectos, de sonoridades y sabores afroantillanos. Una obra que agasaja el patrimonio material e inmaterial de la comunidad afrodescendiente en Panamá. Una receta necesaria para quienes buscan redescubrir otros sentidos de la negritud panameña y latinoamericana.
