Esta publicación es resultado de un ejercicio de investigación cualitativa desarrollado por 32 estudiantes de la Licenciatura en Educación Indígena, generación 2008-2012, cuyo propósito era sistematizar las opiniones de líderes comunitarios, docentes y funcionarios acerca de la calidad de la educación indígena en México al inicio de la segunda década del siglo XXI. Formaba parte de un proyecto más amplio, coordinado por académicos del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación, a partir de una experiencia que algunos colegas –Bolivia, Ecuador, México y Perú– tuvimos en Paraguay.
El proyecto final no pudo concluirse, pero cada integrante del equipo reprodujo el ejercicio en su zona de trabajo. Los coordinadores del proyecto Juan Carlos Llorente, Universidad de Helsinki, y Mariano Palamidessi diseñaron el cuestionario, conformado por 17 preguntas abiertas sobre la utilidad de la educación para las comunidades, desarrollo personal de los jóvenes, educación y mejora de las condiciones de vida de la comunidad, acercamiento a la educación de calidad, entre otros.
Los 37 entrevistados de diversas comunidades del país –Chilchota, Michoacán; Guachochi, Chihuahua; San Miguel Suchixtepec, Oaxaca; Salto de Agua y Teopisca, Chiapas; Ixhuatlán y Tzapolote, Veracruz; Cardenal y Boxo, Hidalgo; Tlalpan, Ciudad de México; Cuescomapa, Tlapa de Comonfort, Olinalá y Mixtecapa, Guerrero; Cardonal, Hidalgo– se expresaron francamente con los colegas y reclamaron “no echar en saco roto” sus argumentaciones.
La aspiración es que el amable lector reflexione sobre la calidad de la educación en el país, en especial de la educación indígena, la educación de afrodescendientes y la educación de los grandes grupos marginados en México y América Latina en estos tiempos de pospandemia Covid-19.